Divergente: la tiranía del porvenir 📺

'Divergente' apuesta por una historia futurista, protagonizada por una heroína improbable.


Para la mentalidad actual el futuro es una modalidad del pesimismo. Si a la humanidad no la aniquila la guerra, lo hace la enfermedad, un cataclismo, la ambición humana, la contaminación o la invasión de extraterrestres. Así, parece normal que el cine y la literatura insistan en mostrar como en la utopía del mañana, igual que en la Dinamarca de Hamlet, algo huele podrido.

''Divergente'' se suma a la visión de ''Los Juegos del hambre'' (2012,2013) ''Oblivion'' y ''Elysium'' (ambas de 2013), indicando que el mayor peligro que nos aguarda sería fundar un sistema social defectuoso. Lo cual, en vista de los conocidos hasta ahora, no resulta el peor acontecimiento posible.

En la película, la configuración de los diversos incidentes recuerda el ciclo del héroe tal como lo definió Joseph Campbell en su estudio publicado en 1949, mismo que se ha vuelto una herramienta creativa entre escritores de ficción y guionistas de cine. Primero hay una llamada a la aventura, luego el héroe sale de su mundo ordinario y pasa al mundo extraordinario de la aventura, hace alianzas, encuentra adversarios, se entrena, afronta distintas pruebas, duda y sufre, libra la gran batalla, salva al mundo, y queda dispuesto a llevar una vida nueva como mejor persona.

La novedad es que el protagonista en vez de destilar testosterona es una dama. Sin embargo, eso no significa un afán de emancipación femenina en un entretenimiento que tradicionalmente ve a las mujeres como figura secundaria dependiente de los hombres, pues no falta la intervención decisiva del arrojado galán que además sirve de señuelo romántico.

La sociedad que imagina la cinta está dividida en cinco castas o comunidades (facciones) que cooperan para mantener la civilización después de un desastre que ha dejado a la humanidad circunscrita a la ciudad de Chicago y sus alrededores. Cada grupo se caracteriza por el comportamiento de sus miembros y cumplen funciones de acuerdo a sus habilidades naturales.

Los que siempre dicen la verdad se dedican a la ley y la justicia, los valientes son los protectores que integran la policía, los más lúcidos y estudiosos se destinan a la ciencia y la investigación, los amables se encargan de la agricultura y los alimentos, y los abnegados son desinteresados, se consagran a ayudar a otros, son los servidores públicos que se encargan del gobierno.

Como el sistema no consigue encasillar a todos en una sola categoría quedan dos que son marginadas y consideradas peligrosas: los sin facción y los divergentes. Ahí comienzan los problemas.

El director visualiza un ambiente futurista sin necesidad de dar relieve a tecnología avanzada o a ropajes extraños. Pone especial atención en representar el entrenamiento para policía como una forma de humillación, y resuelve las escenas de acción de modo bastante convencional. También se nota interesado en que la intriga política parezca una referencia obvia a los siniestros planes del nazismo.
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